El día 11 de julio, celebramos con alegría al patriarca y padre de los monjes de Occidente (el día 21 de marzo fue la fiesta de su tránsito al cielo). Es el iniciador de la vida monástica en Occidente y es venerado como santo por las Iglesias católica, ortodoxa y luterana.

San Benito en cerámica

Se le representa habitualmente con un cuervo que le lleva un trozo de pan en el pico, en memoria del pan envenenado que le envió un sacerdote que le envidiaba de la región de Subiaco.

San Gregorio Magno cuenta que, por orden de Benito, el cuervo se llevó el pan a donde no pudiera ser encontrado por nadie.

Es patrono de Europa, de los agricultores (campesinos), ingenieros, y curtidores.

Imagen de San Benito enseñando la Regla
"Escucha, hijo, la enseñanza del maestro
 y aplica el oído de tu corazón"
                                               (Prólogo R.B.)

¡ESCUCHA!

Es la palabra clave del Sínodo que ha convocado el papa Francisco para que todo el santo pueblo de Dios esté atento a la voz del Espíritu Santo.

Nuestro padre San Benito, en el capítulo  tercero de la Regla, nos dice cómo se han de reunir todos los hermanos a consejo, porque con frecuencia el Señor revela lo mejor al más 
joven.

"Hazlo todo con consejo y después de hecho no te arrepentirás" (R.B. 3,13)

San Benito escribió una regla para sus monjes, conocida luego como la «Santa Regla», insigne por su discreción, clara en su lenguaje e inspiradora de muchos otros institutos religiosos.

Escultura de san Benito

El capítulo VII de la Regla describe, en los doce grados de humildad, todo el itinerario espiritual del monje, que va desde el temor de Dios hasta la cumbre de la caridad perfecta:

1º.- Vivir bajo la mirada de Dios.
2º.- Preferirle a Él antes que a la propia voluntad.
3º. Obedecer por amor de Cristo obediente.
4º.- En la prueba, callar y esperar al Señor.
5º.- Ser transparente con quien te guía.
6º.- Vivir contento con todo y con todos.
7º.- Preferir a los demás antes que a uno mismo.
8º.- Pasar inadvertido.
9º.- Amar el silencio.
10º.- No reírse más que de uno mismo.
11º.- Ser simplemente lo que eres.
12º.- Manifestar nuestra condición de criatura.

«Y temiendo a Dios con amor…, no anteponer absolutamente nada al amor de Cristo»
(R.B. 72)