Santiago, apóstol, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista, fue uno de los doce apóstoles.
Los dos hermanos eran pescadores del mar de Galilea, donde los encontró y llamó Jesús; desde entonces, Santiago formó parte del círculo más cercano al maestro. Fue testigo, junto con Pedro y Juan, en la Transfiguración y en Getsemaní.
Una tradición española no documentada supone que Santiago viajó a Hispania para predicar por encargo del propio Jesucristo y que se le apareció, hacia el año 40, la Virgen María en Zaragoza (en el lugar en donde luego se levantó la basílica del Pilar).
Santiago, protomártir de los apóstoles, murió decapitado durante las persecuciones contra los cristianos que ordenó el rey de Judea, Herodes Agripa I (es el único apóstol cuyo martirio aparece recogido en los Hechos de los Apóstoles).
Ya en la época contemporánea, tanto la Virgen del Pilar como el propio Santiago se convirtieron en símbolos nacionales de España.
Con tu padre y con Juan
pescabas en Galilea,
Cristo cambió tu tarea
por el misionero afán.
A ser de su apostolado
pasas desde pescador.
«Hijo del trueno» llamado
fuiste por el Salvador.
Al ser por Cristo elegido
por Él fuiste consolado,
viéndole transfigurado,
de nieve y de sol vestido
y por el Padre aclamado
en la cumbre del Tabor.
Cuando el primero a su lado
en el reino quieres ser,
Cristo te invita a beber
su cáliz acibarado;
y tú, el primero, has sellado
con tu martirio el amor.
Según otra tradición medieval igualmente difícil de comprobar, su cuerpo llegó hasta Galicia donde fue enterrado.
Alrededor del año 813, en tiempos del rey de Asturias Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio (Pelayo) le dijo al obispo gallego Teodomiro, que había visto unas luces brillando sobre un monte deshabitado. En el mismo hallaron una tumba, probablemente de origen romano, donde se encontraba un cuerpo decapitado con la cabeza bajo el brazo. El rey ordenó construir una iglesia encima del cementerio, origen de la Catedral de Santiago de Compostela, epíteto que proviene de campus stellae: «campo de las estrellas», debido a las luces que aparecieron sobre el cementerio, hacia la cual se encaminaron las peregrinaciones del Camino de Santiago.
La concha del peregrino, es sin duda el símbolo del Camino de Santiago más universal y representativo, un icono con el que sobran las palabras cuando nos referimos a las rutas jacobeas que llegan a Santiago.
Tradicionalmente a todos los peregrinos que habían llegado a Santiago de Compostela se les entregaba un documento acreditativo y se les concedía una concha de vieira para colocarla en el sombrero o en la capa.
Ven, Santiago, con nosotros, que tu bordón es un báculo, el cayado del pastor para guiar el rebaño.
Santo apóstol peregrino, llévanos tú de la mano para entrar contigo al Pórtico de la gloria.
Santiago el Mayor, peregrino, astro brillante de España, guíanos por el camino hasta llegar a Cristo.
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