El día 1 de noviembre celebramos unidas a toda la Iglesia la gloria de la ciudad santa, la Jerusalén celeste, donde eternamente alaban al Señor Todos los Santos en la asamblea festiva.

La buena noticia del evangelio de san Mateo nos recuerda hoy que somos bienaventurados si seguimos las huellas de Cristo.


“Peregrinos del reino celeste, hoy, con nuestras plegarias y cantos, invocamos a todos los santos, revestidos de cándida veste. Estos son los que a Cristo siguieron, y por Cristo la vida entregaron, en la sangre de Dios se lavaron, testimonio de amigos le dieron. Solo a Dios en la tierra buscaron, y de todos hermanos se hicieron. Porque a todos sus brazos abrieron, estos son los que a Dios encontraron. Desde el cielo, nos llega cercana su presencia y su luz guiadora: nos invitan, nos llaman ahora, compañeros seremos mañana. Animosos, sigamos sus huellas, nuestro barro será transformado hasta verse con Cristo elevado junto a Dios en su cielo de estrella.” con estas estrofas nos unimos a Todos los Santos al comenzar este día.


Que la intercesión de todos ellos nos ayude a encaminarnos hacia la gloria que gozan nuestros hermanos.

BIENAVENTURANZAS