San Benito ve en el huésped al mismo Jesucristo 

La Sagrada Escritura, norma por excelencia para el cristiano, inculca vivamente la acogida solícita del huésped como uno de los aspectos fundamentales de la caridad fraterna, que hace que el cristiano se sienta siempre en deuda para con todos sus semejantes: “Compartid las necesidades de los santos y practicad la hospitalidad” (Rom 12, 13).

El misterio de la hospitalidad queda revelado por Cristo en las palabras recogidas por Mateo en el evangelio: “porque fui forastero y me recogisteis” (Mt 25).

Esta actitud hospitalaria formó parte de las señas de identidad desde los mismos orígenes del monacato. Recibir, honrar, agasajar a los peregrinos y visitantes sigue siendo una de las virtudes que más estimamos en este Monasterio de Benedictinas, y que tratamos de hacer realidad a través de nuestra casa de oración-hospedería. Este edificio está adosado al monasterio para prestar servicio a cuantos desean pasar unos días de retiro en grupos; ofrecemos también la posibilidad de unirse a los actos litúrgicos junto con la Comunidad de monjas, así como retirarse en soledad a la pequeña ermita situada en el jardín.

Ermita
Imagen de la entrada a la ermita situada en la casa de oración-hospedería.